Hace unos días descubrí un trabajo de aquellos que sorprenden, emocionan y despiertan admiración a partes iguales. Se trata de "Els amants de Lilith", un álbum que la cantautora catalana Lídia Pujol publicó en 2007. Cuesta encontrar el punto para empezar a describir este disco. Precisamente porque es más que eso: es el resultado de un trabajo de investigación, de bucear en los poemas y canciones tradicionales, desde un punto de vista femenino. Canciones sobre mujeres que aman, mujeres maltratadas, mujeres valientes. Letras que nos acercan a un mundo pasado con una línea muy fina separando el bien del mal, pero con el que, como mujer, una no puede más que sentirse cercana; sentir como alguna conexión que no entiende de espacio ni tiempo se conecta con las historias que nos cuenta la voz de Lídia.
Son historias como la de esa hija del rey de la que su padre se enamoró, y a la que los celos de su madre condenaron a morir de sed; la de Beatriu, comtessa de dia, una trobairitz (sí, chicas trovador) obsesionada por un hombre al que confiesa las ansias que la consumen, o la de Caterina de Lió, una chica que por tardar más de la cuenta en terminar su colada al hablar con algún chico del pueblo, recibió un castigo más que severo por parte de su suegra y su marido. Historias inacabables que Lídia ilustra de manera inmejorable: su voz es expresiva, versátil, emocionante. Se mueve desde la ligereza, con voz limpia, alegre, que puede ser sarcástica o dulce, hasta el mayor lamento, que muestra frustración, rabia, incluso muerte. (No perdáis la oportunidad de leer todas sus letras en este enlace). Por supuesto, a poner el lazo a este regalo contribuyen unos músicos elegantes, con arreglos llenos de buen gusto, que acompañan la voz de Lídia Pujol y hacen crecer la descripción, la fotografía intemporal de estas canciones tradicionales.
Sé de buena tinta que cada apuesta musical de la cantautora catalana se trabaja al máximo, cuida la puesta en escena, la coherencia. Y eso se nota. Lamentablemente, hace ya mucho tiempo que la vi por última vez, espero poder repetir pronto, ya sea con estos "Amantes de Lilith", esa primera mujer que abandonó el Paraíso al no querer someterse a Adán en lecturas bíblicas extraoficiales, o con su "Cerimònia de la Llum", su última propuesta.
Pero ya os toca escucharla. No soy muy aficionada a las actuaciones en televisión. Aunque cuando alguien supera esa prueba no puede tomarse más que como otra muestra de calidad. Para los amigos que leéis desde fuera de Catalunya... Amèlia, la canción que comparto, cuenta la historia de una chica que se muere. Nadie sabe qué le pasa, pero ella tiene una certeza: su propia madre la ha envenenado. Antes de morir, hace testamento y al preguntar su madre cuál será su parte, ella contesta: mi marido, para que lo acojáis en vuestra habitación siempre que queráis, para que lo beséis de día, como ya hacéis de noche. No puedo evitar que se me erice el vello con ese "Mare meva, què m'has fet?", madre mía, qué me has hecho... Y ya me callo. Aquí la tenéis.