jueves, 23 de mayo de 2013

La Estrella de Santako

Ese era el título original de la película, basada en la novela homónima, que tuve la oportunidad de ver ayer. Finalmente bautizada como La Estrella, era un proyecto que había despertado en mí sensaciones encontradas. Habiendo seguido más o menos de cerca el proceso de creación de la película, sabía que aunque fuera simplemente por todo el trabajo que había conllevado hacerla, y por el buen impulso de sus creadores, ya valdría la pena. Pero por otra parte, me asustaba. Siendo de Santa Coloma como soy, la imagen de ciudad dormitorio, habitada por cierto tipo de personas con pocos o ningunos estudios, que durante todo el día escuchan a Justo Molinero en su Radio TeleTaxi y que solo saben hablar a gritos, me chirriaba. Y, la verdad, tenía miedo de que esta Estrella fuese una nueva Juani sin sustancia, que retratase una Santa Coloma que ya tiene bastante con los prejuicios que sobre ella corren.


Con esas dudas asistí ayer al estreno del film, en la Biblioteca de Singuerlín. Y sí, es cierto que algunas situaciones y diálogos fueron chocantes, es cierto que puede no ser mi ambiente ni mi estilo. Pero La Estrella tiene algo que va más allá. Es una actitud de fondo, unas raíces, un empuje que ciertamente, sólo conoce el que crece en un sitio como este. Un sitio donde, para qué negarlo, hay de todo. Pero no habré conocido aún a nadie que no haya dicho "Soy de Santa Coloma" y la haya llevado casi por bandera, en cualquier lugar a donde haya ido (¡y eso que estamos por todas partes!) Y ese sentimiento está en la película. Probablemente no haya pisado el barrio de Les Oliveres, donde se ambienta la mayor parte de la cinta, más que dos o tres veces, pero he visto muchas otras a mi ciudad desde lo alto, como se muestra en varios planos del film. Y es emocionante pensar en cómo ha cambiado, desde que mis padres llegaron desde el Sur hace tantos años, a como luce ahora.
Si podéis, no dejéis de acercaros al cine. Personajes como La Tani, profesora de flamenco, auténtica como ella sola, o la Trini interpretada de manera brillante por Carmen Machi, tienen un brillo propio. Personajes que hablan de valentía y de verdad. Así que, si vais a verla, quizás esta Estrella os de una nueva perspectiva sobre Santako. Una ciudad con sus contrastes, sus luces y sus sombras. Pero siempre una ciudad abierta, con estrella, a la que, como todos sabéis, siempre estáis invitados.
¡Para muestra un botón! Muchachito Bombo Infierno, colomense internacional, y Estrella, el tema de la película, desde escenarios muy muy cercanos... ¡Y que nadie nos apague la luz!

sábado, 11 de mayo de 2013

La experiencia sonora de la semana: Kishi Bashi

La creatividad en ocasiones, se asemeja a la marea. Hay etapas en las que podrías vivir acampado en una tienda a la orilla del mar sin mojarte un solo pelo y otras en las que alguien tendría que venir a desalojar el campamento por peligro de tsunami. Estos días me encuentro en el segundo supuesto: me faltan horas. Duermo menos, pero me encanta, porque me siento productiva. Y parece que le descubro los mecanismos al proceso, lo que espero me sirva para mantener el ritmo una vez baje esta oleada que ha venido de golpe.
Para mí, uno de esos engranajes que parece que disparan las ideas es descubrir algo nuevo que me inspire de algún modo. Un buen libro, una frase en una marquesina, una canción o un músico recién descubierto. ¿Y lo siguiente? Compartirlo, amplificarlo para empaparse bien de ello.
Ese ha sido el caso esta semana de Kishi Bashi. Se trata del proyecto del americano Kaoru Ishibashi, un violinista que canta, samplea y rebosa música por todas partes. No es ningún virtuoso del instrumento, pero no lo necesita. Con los recursos que cuenta es capaz de dar vida a paisajes brillantes y de paso, subirte el ánimo. Su álbum 151a es una delicia psicodélica y canciones como Bright Whites o I am the Antichrist to you son buenas pruebas de ello. Pero si tuviera que destacar una, sería Manchester. Me gustan las canciones que crecen, que parten de un germen que late y lo convierten en un ser abierto, que respira.  La versión del álbum parece sacada de un cuento, pero descubrí esta perlita en Youtube. K, su violín y un pedal de loops que ha pasado a ocupar el número uno en mi lista de deseos tecnológicos (sí, una pega: esta gente que inspira también inspira a gastarse dinero...).




Y después de esto poco más que añadir. Un apunte respecto a las sincronicidades, que ya sabéis que me encantan. Acabo de entrar a Spotify para buscar el enlace al álbum y poderlo compartir aquí. ¡Pues he encontrado un EP de 2013 que ha debido salir hace nada! Parece que el universo (llámalo X) quiere que siga escuchando a Kishi aún un poco más. ¡Seguiremos la pista! Y hablando de seguir pistas y arruinarse... ¡Me he comprado una guitarra acústica!