¿Porqué será que cuando no estamos finos anímicamente hablando, en vez de buscar música que nos alegre, buscamos ahondar en nosotros a través de ella?
Yo creo, y esto ya no es ningún artículo de corte musicológico, sino una opinión personal, que es una de las capacidades mágicas que tiene la música y no alcanzamos a comprender nunca: la empatía con los sentimientos. En ocasiones, no seríamos capaces de explicar cómo nos sentimos, pero sí podríamos señalar una canción con la que nos identificaríamos, y con ello ya no habría palabras que añadir.
Os dejo un regalito. Esta canción va para aquellos que andéis decaídos o desanimados, a ver si poco a poco, se cuela por vuestros oídos y os hace comprenderos por unos minutos mejor a vosotros mismos. Y es que al final, todos acabamos por estar hechos de la misma pasta...
Un abrazo.
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