Conformismo
“Todo está bien”, pensaba, y al notar una lágrima deslizarse por su mejilla, se asustó.
Oficio
Tenía los ojos grises. La había invitado a cenar y no se había negado. Magret de pato, vino tinto. Tras el ruido, sólo pudo intuir su calor, rojo, desparramado por la acera. Guardé el arma y me di la vuelta. No me despedí.
Los Bikut
Los Bikut viven en el fondo de los lagos. Estas aguas proporcionan un hábitat inmejorable para su nacimiento, crecimiento y desarrollo. Éste se produce de manera gradual: al nacer, los Bikut son cuidados por sus progenitores hasta el momento en que se consideran autónomos, al llegar a la edad adulta. Llegado ese momento, suelen aparearse, según disponibilidad del mercado, y tras muchos intentos infructuosos, procrean, dando de nuevo comienzo al ciclo.
A partir de entonces, los Bikut siguen rejuveneciendo año tras año, dejando atrás ese inicial estado de vejez y dependencia paterna, para, al final de su vida, tras una adolescencia traumática e incomprendida, adentrarse en la infancia; dificultándose la capacidad de comunicación y movimiento, haciéndose cada vez más pequeños y débiles, hasta desaparecer en lo que conocemos como la “muerte del zigoto”.
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