miércoles, 16 de mayo de 2007

Día de perros

Después de mucho tiempo sin escribir, me propongo explicar mi día de perros. Realmente, toda una sucesión de pequeñas desgracias cotidianas que me hacen pensar en que igual, si hoy no me hubiera levantado, hubiera salido ganando.

Esta mañana, después de estudiar un par de horitas en casa, tenía que irme a la ESMUC (donde estudio) ya que tenía clase de violín y otra asignatura después. Bien, me iré en coche, que así llego antes y al volver tardo menos. ¿Sí? Tres cuartos de hora metida en el coche.

Dentro del coche, en vistas a que sin remedio llegaba tarde... Coge el móvil y llama al profesor. ¿Sí? Mi móvil nuevo no tiene un puñetero número reciente en la agenda. Toda la agenda se quedó en el móvil que se murió ayer. Total, no puedo avisar al profesor. Gracias, destino.

En fin, a todo esto consigo llegar al parking de l'Auditori. Obviamente, pese a cada día poder aparcar lo suficientemente cerca de la puerta, hoy he tenido que aparcar en la segunda planta y bien lejos de la escalera...

Pensando en qué podría decirle al profe nada más llegar, finalmente me he ahorrado la excusa, dado que mi profe no estaba ni debajo de las piedras.

Bien, una hora y media libre por delante. Ya que he traído el violín, aprovechemos y pillemos un aula para estudiar un rato hasta la siguiente asignatura. ¿Sí? Ni una aula libre. No sé porqué, me lo imaginaba...

Vamos pues a la biblioteca. Consultamos el correo en el ordenador: mail del jefe. Necesito YA la información del concierto de Fin de Curso de los niños... ¡Me estresa que me escriban en mayúsculas!

Tras un rato de biblioteca, decido subirme al pseudo-bar a desayunar, a ver si hay alguien conocido. Bien, un compañero de la siguiente asignatura, que, curiosamente había olvidado lo que debíamos imprimir para la clase de hoy. Sin problemas, le dejo que se fotocopie mis apuntes. Pero... ¿qué podía pasar? La fotocopiadora ha agujereado mis apuntes sin explicación. Vamos a ver si en clase, que normalmente suele ser interesante se arregla el día...

"Chicos, hoy no vamos a hacer actividad, podéis empezar a leer lo que habéis imprimido (recordemos que estaba agujereado) y el ejercicio es para dentro de dos semanas". Bien, alegra saber que después de todo he ido para nada. Merci.

Sin más remedio, he optado por salirme de la susodicha clase. Después de pagar cinco euros de parking, me dispongo a volver a casa. Y una vez ya en mi garaje, al aparcar... Nunca he rozado la columna, pero hoy... Sí, parece imposible, pero he rallado el guardabarros del coche.

Sólo pensando en llegar a casa, al salir del garaje: "Voy a subir al "terrao", a ver si me da un poco el solecillo y de no pensar, se me pasa esta mala pata que llevo hoy". ¿Adivinas? Se nubló.

A partir de ahí, he evitado salir esta tarde a ningún sitio, vistos los antecedentes, sin mencionar que ahora mismo, siendo las 21:14 de la noche, estoy aquí en casa, teniendo entradas para un concierto en el cajón. Nadie me ha podido acompañar.

Esperemos haber gastado las desgracias del mes y que a partir de mañana sea todo alegría y alboroto... ¡Díos Mío, qué día!