lunes, 25 de abril de 2011

Una velada en el Romea con Manel

El pasado sábado se despedían del Teatre Romea de Barcelona Manel, grupo que ha conseguido colgar el cartel de "no hay entradas" cinco días seguidos para la presentación de su disco "10 milles per veure una bona armadura". Y es que este grupo tiene algo especial: quizás sea la extrema originalidad en sus letras (no deja de sorprendernos la idea de, por ejemplo, Benvolgut, o la profundidad de La bola de cristall), el timbre de voz de Gisbert, la combinación de ritmos relajados y líneas agradables, o quizás todo lo anterior.

Exactamente eso fue lo que mostraron este sábado. Con todo y que el público estaba más que predispuesto a terminar bien su día de Sant Jordi, se alzó el telón y la noche se abrió con En Miquel i l'Olga tornen. El formato del concierto fue el más básico posible: los cuatro miembros del grupo sin ningún músico añadido más, es decir, batería, bajo, guitarra eléctrica y según el tema, acústica o ukelele. Esta decisión contrasta con la producción de su último álbum, cargada (¿sobrecargada?) de arreglos que van de toques electrónicos (Boomerang) a arreglos de tinte orquestal que cambian a cada sección (Aniversari). De esta manera, la puesta en escena de estos temas tuvo que adaptarse al cuarteto, con mayor o menor fortuna según el caso. De cualquier modo, soy de las que los prefieren sin adornos ni ambages excesivos, y temas como El gran salt, o Criticarem les noves modes de pentinats sonaron más directos y sinceros que en su versión enlatada.

El ambiente durante todo el concierto fue de complicidad entre el grupo y con el público, pese a reconocer que ya se encontraban algo cansados tras todos estos días de presentación. No ayudó demasiado la afinación de las guitarras en algún momento, pero dejando esto a parte, los que sonaron claros y precisos, con gran respuesta (mayor si cabe) del público, fueron los temas de su primer álbum. Al mar, Pla Quinquennal o En la que en Bernat se't troba funcionaron a la perfección.

El concierto terminó con Deixa-la, Toni, deixa-la, una canción que sorprende por lo poco que tiene que ver con el resto y que, para mi gusto, no termina de funcionar del todo en el álbum, aunque como cierre del concierto del sábado, consiguió que todo el público cantase esta línea marinera y la noche nos dejara un gran sabor de boca.  Y es que, pese a que uno quiera resistirse, acaba cayendo sin remedio en la sonrisa perpetua y la piel de gallina que despierta este grupo catalán.

martes, 5 de abril de 2011

Libre Asociación, renovado The New Raemon

Lo nuevo de The New Raemon sorprende desde el primer corte. En esta Libre Asociación, editado por B-Core, el sonido de Ramon Rodríguez ha ido más allá de las líneas propuestas en ese EP imprescindible que fue Cuaresma o en Epés Reunidos, volviendo a ambientes más introspectivos, que quizás podríamos a primera escucha, relacionar con su etapa en Madee. Se presenta pues, un conjunto de  canciones intensas como la que abre el álbum, Lo bello y lo bestia, con arreglos que, si bien son más duros de lo acostumbrado, encajan perfectamente en la atmósfera de tonos pop casi épicos que encontramos también en otros títulos como El verdugo, Soñar la muerte o La vida regalada.



Así pues, podríamos optar por mojarnos y afirmar que Libre Asociación es, si bien no un álbum continuista, uno de los más trabajados y completos de The New Raemon por tres razones: por su buena producción y sonido, que moldean la atmósfera del álbum hasta darle un toque nuevo y distinto; por su buena ejecución, con una voz agradable e intensa en su justa medida, además de un acompañamiento preciso, y por último, por sus canciones. Letras incisivas y justas, con melodías y armonías que las amplifican y que consiguen que hacer que The New Raemon suene renovado y esencial al mismo tiempo.