jueves, 30 de agosto de 2012

Una vuelta distinta

Se terminaron las vacaciones de verano y aquí estamos de nuevo. Igual pero distinto. Este es el primer post que redacto desde mi nuevo espacio, donde me instalé hace un par de meses y que hoy por primera vez cuenta con una precaria conexión a Internet. Lo que da de sí el pobre pinganillo, vaya.

También ha sido una vuelta al cole distinta por más razones. Casi por primera vez, he empezado totalmente recargada, después de unas vacaciones de agenda intensa, pero en las que ha habido tiempo para todo. Incluyendo también tiempo para todo tipo de músicas, desde el relax inspirador de las piezas para piano de Debussy, o los conciertos para violín de Haydn en la enérgica versión de Giuliano Carmignola, a la música de Frank Zappa o Paul McCartney, pasando por mi últimamente inseparable Christina Rosenvinge, los inevitables éxitos veraniegos de Gustavo Lima y compañía, o las versiones verbeneras que se oyen (y se bailan) en las Festes de Gràcia.

En definitiva, ¡parece que tres semanas han cundido! Y hoy, la verdad, no es que tuviese nada especial que contar. Pero me hacía ilusión escribir, estrenar post, estrenar ordenador, estrenar conexión. Aunque ya puestos, confieso: Me he comprado una caja de doce colores pastel. Y no, no tengo ni la más mínima idea de cómo utilizarlos. Pero me han mirado desde el aparador de la papelería y no he podido resistirme. Eran preciosos. Cuando le he dicho a la dependienta que nunca los había utilizado, me ha contestado: "No te preocupes, si te gusta dibujar...". A lo que le he contestado que no sé, que habrá que descubrirlo. Por la cara que ha puesto no creo que haya captado mi amor irracional por el material escolar, pero de cualquier manera, ya sean unos colores que parecen ceras para adultos, un nuevo disco o un próximo viaje; el próximo curso habrá que descubrirlo, ¿no?

miércoles, 8 de agosto de 2012

Músicas de verano

He aquí un post veraniego, desde mi retiro habitual por estas fechas. Por fin, parece que el tiempo pasa más despacio y que se le permite a una ocuparse en, digamos, lo que le apetece en cada momento. Escuchar aquellos discos que requieren de más tiempo o de un estado de ánimo especial o leer aquel libro que llevaba esperando su turno desde hace ya algunos meses. O porqué no? Volver a re-escuchar hasta el extremo un álbum que pasó desapercibido sin saber muy bien porqué.
Pues bien, de todo esto tengo ejemplos estos días. El Jo confesso de Jaume Cabré se ha venido en mi maleta y, pese a que por su tamaño alguno pudiera echarse atrás, hace tiempo que aprendí a no dejarme intimidar por un simple número de páginas. De haberlo hecho, me habría perdido grandes historias como Crimson Petal and the White de Michael Faber, o esta magnífica novela de Cabré, que no deja de sorprenderme en ni una sola de sus páginas.
De todas formas, este es un blog musical, y uno de los álbumes que me ha asaltado estos días entra en esa segunda categoría, la de discos redescubiertos que, sin saber porqué, habían quedado guardados en el cajón. Se trata de Verano Fatal, de Nacho Vegas y Christina Rosenvinge.

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A poco que conozcamos a los personajes, este EP de siete temas corre el riesgo de ser víctima de adjetivos como gris, lánguido o incluso, pretencioso. Ciertamente, no son una pareja al uso, ni mucho menos son la alegría del barrio (el tema Humo acaba por desmoronarme incluso a mí). Pero precisamente conociendo qué piezas tenemos en el telar, el toque canalla que arranca desde la portada y la sensibilidad sincera en temas como Me he perdido o el mismo Verano Fatal nos regalan una sensación extraña: la de espectadores intrusos en la relación de estos dos personajes. Y es que mirar por el ojo de la cerradura del cuarto de Vegas y Rosenvinge suena tentador, verdad?
En cualquier caso, fatal o no, espero que estéis disfrutando del verano con una buena banda sonora.

PD: Disculpad si hay algún error en el post. Ando probando la publicación vía dispositivo móvil, pero soy tan romántica que primero he escrito todo este post a mano!