martes, 24 de abril de 2007

Shhh...

"El único que se deja quemar para no revelar un secreto es el lacre."
"Amigo indiscreto, ni es buen amigo ni guarda secreto."
"Cuando el vino entra, echa el secreto fuera."

Muchas cosas se dicen de los secretos. Todos los tenemos. Algunos se dicen, pero otros no. Igual los consideramos demasiado importantes, o demasiado poco; demasiado peligrosos, o demasiado poco... El caso es que las sensaciones que provoca son tan contradictorias como lo que acabo de escribir.

Cuando uno guarda un secreto propio, se refugia en el propio poder de éste. Tiene un sentimiento de dominación, incluso de superioridad. Pero se trata de un arma de doble filo. Ese mismo poder genera presión y angustia (y no sólo en quien calla, sino en los que lo temen).

Porque, ¿hasta qué punto un secreto revelado puede ser peligroso? ¿Puede cambiar tu vida? ¿La vida de los demás? ¿Pudo cambiarla en un momento dado? ¿merece la pena?

En definitiva, hay días como hoy, en los que los secretos pesan.

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